Un 26 de junio se halló un cuerpo sin vida de un farmacéutico llamado
Carlos Gómez. Según los policías, hay tres sospechosos. Una empleada de
la farmacia baja, rubia y medio gorda, un sobrino del occiso y un vecino
alto, morocho y bastante flaco. Se rumorea que fueron los tres
sospechosos rompiendo el portón con una camioneta a alta velocidad. Las
huellas coinciden con las de una Toyota Hilux.
Según un testigo se bajaron dos personas de la camioneta: una mujer y un
hombre. Según el testigo, encontraron por la puerta del garaje con una
palanca. Luego el testigo intentó llamar a la policía, pero le daba
ocupado. Reintentó varias veces, pero aún así le seguía dando ocupado.
El forense determinó que la víctima había sido estrangulada con una
soga. Determinaron que las huellas dactilares en la soga coinciden con
las del vecino. Pero además había otras huellas pertenecientes a una
paraguaya llamada Débora González, quien había ayudado a cometer el
crimen. Estos dos son parientes cercanos y fueron condenados a 24 años
en prisión.
Al día siguiente de la condena, los asesinos declararon como lo
hicieron. Aclaran que el padre del vecino tenía una farmacia, y que el
farmacéutico al cuál mataron, puso una farmacia demasiado cerca de la
suya. La farmacia de la víctima estuvo robando clientes al padre del
vecino hasta que quedó pobre. Dijeron que entraron a la casa rompiendo
el portón con una Hilux y luego, al notar que la camioneta estaba
averiada, se bajaron, agarraron una palanca y se dirigieron hacia la
puerta. Al llegar allí, la forzaron y entraron. Al ver que el
farmacéutico estaba despierto y mirándolos, tomaron la soga y
lo estrangularon. También afirman que la frase en la pared "Dios le da
pan a quien no tiene dientes" se refiere a que ellos le iban a robar al
farmacéutico todo lo que había recaudado hasta el momento.